viernes, 28 de febrero de 2025

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA VII
De la Feria. Salterio III

de marzo

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO 

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: SEÑOR, TÚ QUE LLAMASTE

Señor, tú que llamaste
del fondo del no ser todos los seres,
prodigios del cincel de tu palabra,
imágenes de ti resplandecientes;

Señor, tú que creaste
la bella nave azul en que navegan
los hijos de los hombres, entre espacios
repletos de misterio y luz de estrellas;

Señor, tú que nos diste
la inmensa dignidad de ser tus hijos,
no dejes que el pecado y que la muerte
destruyan en el hombre el ser divino.

Señor, tú que salvaste
al hombre de caer en el vacío,
recréanos de nuevo en tu Palabra
y llámanos de nuevo al paraíso.

Oh Padre, tú que enviaste
al mundo de los hombres a tu Hijo,
no dejes que se apague en nuestras almas
la luz esplendorosa de tu Espíritu. Amén

SALMODIA

Ant 1. Dad gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.

Salmo 106 I - ACCIÓN DE GRACIAS: DIOS SALVA A SU PUEBLO DE LAS CRISIS POR LAS QUE PASA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida;
pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes.

Yacían en oscuridad y tinieblas,
cautivos de hierros y miserias;
por haberse rebelado contra los mandamientos,
despreciando el plan del Altísimo.

Él humilló su corazón con trabajos,
sucumbían y nadie los socorría.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los sacó de las sombrías tinieblas,
arrancó sus cadenas.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Destrozó las puertas de bronce,
quebró los cerrojos de hierro.

Estaban enfermos, por sus maldades,
por sus culpas eran afligidos;
aborrecían todos los manjares,
y ya tocaban las puertas de la muerte.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Envió su palabra, para curarlos,
para salvarlos de la perdición.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Ofrézcanle sacrificios de alabanza,
y cuenten con entusiasmo sus acciones.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.

Ant 2. Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.

Salmo 106 II

Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano.

Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto:
subían al cielo, bajaban al abismo,
su vida se marchitaba por el mareo,
rodaban, se tambaleaban como ebrios,
y no les valía su pericia.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar.
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.

Aclámenlo en la asamblea del pueblo,
alábenlo en el consejo de los ancianos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.

Ant 3. Los rectos lo ven y se alegran y comprenden la misericordia del Señor.

Salmo 106 III

El transforma los ríos en desierto,
los manantiales de agua en aridez;
la tierra fértil en marismas,
por la depravación de sus habitantes.

Transforma el desierto en estanques,
el erial en manantiales de agua.
Coloca allí a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitar.

Siembran campos, plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice, y se multiplican,
y no les escatima el ganado.

Si menguan, abatidos por el peso
de infortunios y desgracias,
el mismo que arroja desprecio sobre los príncipes
y los descarría por una soledad sin caminos
levanta a los pobres de la miseria
y multiplica sus familias como rebaños.

Los rectos lo ven y se alegran,
a la maldad se le tapa la boca.
El que sea sabio, que recoja estos hechos
y comprenda la misericordia del Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Los rectos lo ven y se alegran y comprenden la misericordia del Señor.

V. Tu fidelidad, Señor, llega hasta las nubes.
R. Tus sentencias son como el océano inmenso. 

PRIMERA LECTURA

De la primera carta a los Corintios 14, 1-19

EL DON DE LENGUAS

Hermanos: Esforzaos por conseguir el amor. Aspirad a los carismas, pero, sobre todo, al de profecía o don de hablar bajo la inspiración de Dios. Quien tiene el don de lenguas no habla con los hombres, sino con Dios. Y así nadie le escucha, mientras él, bajo el influjo de la inspiración, va hablando de los misterios de Dios. En cambio, quien tiene el don de discursos inspirados o de profecía habla con los hombres, y edifica, exhorta y anima.

Quien tiene el don de lenguas mira a su propia edificación; en cambio, quien tiene el de profecía edifica a la Iglesia. Yo bien quisiera que tuvieseis todos el don de lenguas, pero mucho más que tuvieseis el don de discursos inspirados. Es superior el que posee este don al que tiene don de lenguas, a no ser que tenga también el don de interpretación, para edificar a la Iglesia.

Ahora bien, hermanos, ¿qué utilidad os puedo proporcionar, si me presento a vosotros hablando lenguas extrañas, pero sin hablaros mediante los carismas de revelación, o de ciencia, o de profecía, o de instrucción? Suponed instrumentos musicales, como la flauta o la cítara, que no tienen vida en sí, pero que emiten sonidos musicales. Si no dan notas distintas, ¿cómo se conocerá la melodía que tocan? Como, también, si la trompeta da sólo un toque indefinido, ¿quién se. aprestará al combate?

Lo mismo sucede con vosotros. Si con vuestro don de lenguas pronunciáis un discurso ininteligible, ¿cómo se sabrá lo que decís? Estaríais hablando para las paredes. Tantas lenguas distintas como habrá en el mundo, y no hay ninguna sin voces articuladas. En consecuencia, si no conozco el significado de la voz, seré un extranjero para quien me habla, como también él será un extranjero para mí.

Así también vosotros: Ya que tan solícitos sois de los carismas, procurad tenerlos en gran número, para edificación de la Iglesia. Por esto, quien tenga don de lenguas, pida a Dios le dé también el de interpretación. Porque, si hago oración sirviéndome de mi don de lenguas, mi espíritu, ciertamente, reza;.pero mi mente queda sin sacar provecho. Así que, ¿qué voy a hacer? Orar con el espíritu, pero orar también con la mente. Cantar alabanzas con el espíritu, pero cantarlas también con la mente.

Si sólo con el espíritu alabas a Dios, ¿cómo el no iniciado va a responder: «Amén» a tu acción de gracias? No entiende lo que estás diciendo. Tú, sin duda, haces muy bien tu acción de gracias; pero el otro no saca provecho alguno. Gracias a Dios, hablo con el don de lenguas más que ninguno de vosotros; pero, en la asamblea de los fieles, prefiero decir cinco palabras inteligibles para instrucción de los demás, que diez mil con sólo el don de lenguas.

RESPONSORIO    1Co 14, 12; 8, 1

R. Ya que tan solícitos sois de los carismas, * procurad tenerlos en gran número, para edificación de la Iglesia.
V. La ciencia sola hincha; y la caridad edifica.
R. Procurad tenerlos en gran número, para edificación de la Iglesia.

SEGUNDA LECTURA

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre la segunda carta a los Corintios (Homilía 13, 1-2: PG 61, 491-492)

NUESTRO CORAZÓN SE DILATA

Nuestro corazón se dilata. Del mismo modo que el calor dilata los cuerpos, así también la caridad tiene un poder dilatador, pues se trata de una virtud cálida y ardiente. Esta caridad es la que abría la boca de Pablo y dilataba su corazón. «No os amo sólo de palabra -es como si dijera-, sino que mi corazón está de acuerdo con mi boca; por eso os hablo confiadamente, con el corazón en la mano.» Nada encontraríamos más dilatado que el corazón de Pablo, el cual, como un enamorado, estrechaba a todos los creyentes con el fuerte abrazo de su amor, sin que por ello se dividiera o debilitara su amor, sino que se mantenía íntegro en cada uno de ellos. Y ello no debe admirarnos, ya que este sentimiento de amor no sólo abarca a los creyentes, sino que en su corazón tenían también cabida los infieles de todo el mundo.

Por esto, no dice simplemente: «Os amo», sino que emplea esta expresión más enfática: «Nuestro corazón está abierto de par en par y se dilata; os llevamos a todos dentro de nosotros, y no de cualquier manera, sino con gran amplitud.» Porque aquel que es amado se mueve con gran libertad dentro del corazón del que lo ama; por esto dice también: Hay mucho sitio en nuestro corazón para vosotros, mientras en el vuestro no hay lugar para nosotros. Date cuenta, pues, de cómo atempera su reprensión con una gran indulgencia, lo cual es muy propio del que ama. No les dice: «No me amáis», sino: «No me amáis como yo», porque no quiere censurarles con mayor aspereza.

Y si vamos recorriendo todas sus cartas, descubrimos a cada paso una prueba de este amor casi increíble que tiene para con los fieles. Escribiendo a los romanos, dice: Tengo deseo de veros; y también: Me he propuesto muchas veces ir a visitaros; como también: Pido a Dios que por fin alguna vez me allane el camino para que pueda ir a visitaros. A los gálatas les dice: Hijos míos, por quienes sufro de nuevo dolores de parto; y a los efesios: Por todo ello doblo mis rodillas por vosotros; a los tesalonicenses: ¿Cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos, sino vosotros? Añadiendo, además, que los lleva consigo en su corazón y en sus cadenas.

Asimismo escribe a los colosenses: No quiero que desconozcáis la dura lucha que estoy librando por vosotros y por cuantos no me han visto personalmente; y deseo infundir aliento en vuestros corazones; y a los tesalonicenses: Como una madre que cuida con cariño de sus hijos, de esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser. Hay mucho sitio en nuestro corazón para vosotros, dice. Y no les dice solamente que los ama, sino también que es amado por ellos, con la intención de levantar sus ánimos. Y da la prueba de ello, diciendo: Tito nos refirió los grandes deseos que teníais de verme, vuestro disgusto por lo que había pasado y vuestro amor por mí.

RESPONSORIO    1Co 13, 4. 6; Pr 10, 12

R. El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume; * no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
V. El odio provoca discusiones, pero el amor cubre todas las faltas.
R. No se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

ORACIÓN.

OREMOS,
Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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