TIEMPO DE ADVIENTO
MARTES DE LA SEMANA I
Del propio del Tiempo. Salterio I
5 de diciembre
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DE LUZ NUEVA SE VISTE LA TIERRA
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido,
en la entraña feliz de la Virgen,
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que todo puede
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría;
el Señor que en los cielos habita
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que amoroso nos ha bendecido
y a su reino nos ha destinado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor hará justicia a los pobres.
SALMO 9B I - CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.
El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.»
La intriga vicia siempre su conducta,
aleja de su mente tus juicios y desafía a sus rivales.
Piensa: «No vacilaré,
nunca jamás seré desgraciado.»
Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente.
Sus ojos espían al pobre;
acecha en su escondrijo como león en su guarida,
acecha al desgraciado para robarle,
arrastrándolo a sus redes;
se agacha y se encoge
y con violencia cae sobre el indefenso.
Piensa: «Dios lo olvida,
se tapa la cara para no enterarse.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor hará justicia a los pobres.
Ant 2. Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.
Salmo 9B - II
Levántate, Señor, extiende tu mano,
no te olvides de los humildes;
¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le pedirá cuentas?
Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.
Rómpele el brazo al malvado,
pídele cuentas de su maldad, y que desaparezca.
El Señor reinará eternamente
y los gentiles desaparecerán de su tierra.
Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
les prestas oído y los animas;
tú defiendes al huérfano y al desvalido:
que el hombre hecho de tierra
no vuelva a sembrar su terror.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.
Ant 3. Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.
Salmo 11 - INVOCACIÓN A LA FIDELIDAD DE DIOS CONTRA LOS ENEMIGOS MENTIROSOS.
Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblez de corazón.
Extirpe el Señor los labios embusteros
y la lengua orgullosa
de los que dicen: «la lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?»
El Señor responde: «por la opresión del humilde,
por el gemido del pobre, yo me levantaré,
y pondré a salvo al que lo ansía».
Las palabras del Señor son palabras sinceras,
como plata limpia de escoria,
refinada siete veces.
Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás para siempre de esa gente:
de los malvados que merodean
para chupar como sanguijuelas sangre humana.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.
V. Una voz clama en el desierto: Preparad el camino del Señor.
R. Enderezad las sendas para nuestro Dios.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 2, 6-22; 4, 2-6
JUICIO DE DIOS
Has desechado, Señor, a tu pueblo, a la casa de Jacob; porque está llena de adivinos de oriente, de agoreros filisteos, y han pactado con extraños. Su país está lleno de plata y oro, y sus tesoros no tienen número; su país está lleno de caballos, y sus carros son innumerables. Su país está lleno de ídolos, y se postran ante las obras de sus manos, que fabricaron sus dedos.
Pero será doblegado el mortal, será humillado el hombre, y no podrá levantarse. Métete en las peñas, escóndete en el polvo, ante el Señor terrible, ante su majestad sublime.
Los ojos orgullosos serán humillados, será doblegada la arrogancia humana; sólo el Señor será ensalzado aquel día, que es el día del Señor de los ejércitos: contra todo lo orgulloso y arrogante, contra todo lo altivo y engreído, contra todos los cedros del Líbano, contra todas las encinas de Basán, contra todos los montes elevados, contra todas las colinas encumbradas, contra todas las torres prominentes, contra todas las murallas inexpugnables, contra todas las naves de Tarsis, contra todos los navíos opulentos.
Será doblegado el orgullo del mortal, será humillada la arrogancia del hombre; sólo el Señor será ensalzado aquel día, y los ídolos pasarán sin remedio. Se meterán en las cuevas de las rocas, en las grietas de la tierra, ante el Señor terrible, ante su majestad sublime, cuando se levante aterrando la tierra.
Aquel día, arrojará el hombre sus ídolos de plata, sus ídolos de oro -que se hizo para postrarse ante ellos- a los topos y a los murciélagos; y se meterán en las grutas de las rocas y en las hendiduras de las peñas.
Dejad de confiar en el hombre, pues sólo un soplo hay en su nariz, ¿qué vale?
Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel. A los que queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en Jerusalén.
Cuando lave el Señor la inmundicia de la hija de Sión y limpie la sangre de en medio de Jerusalén, con el soplo del juicio, con el soplo ardiente, creará el Señor el templo del monte Sión, y en su asamblea una nube de humo durante el día y un fuego llameante durante la noche. Por encima, la gloria del Señor será toldo y cabaña, para dar sombra en el día contra el calor y abrigo y amparo contra la tempestad y la lluvia.
RESPONSORIO Is 2, 11; Mt 24, 30
R. Será doblegado el orgullo del mortal, será humillada la arrogancia del hombre; * sólo el Señor será ensalzado aquel día.
V. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad.
R. Sólo el Señor será ensalzado aquel día.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo
(Disertación 45, 9. 22. 26. 28: PG 36, 634-635. 654. 658-659. 662)
¡OH ADMIRABLE INTERCAMBIO!
El Hijo de Dios, el que es anterior a todos los siglos, el invisible, el incomprensible, el incorpóreo, el que es principio de principio, luz de luz, fuente de vida y de inmortalidad, representación fiel del arquetipo, sello inamovible, imagen absolutamente perfecta, palabra y pensamiento del Padre, él mismo se acerca a la creatura hecha a su imagen y asume la carne, para redimir a la carne; se une con un alma racional para salvar mi alma, para purificar lo semejante por lo semejante: asume nuestra condición humana, asemejándose a nosotros en todo, con excepción del pecado. Fue concebido en el seno de una Virgen, que previamente había sido purificada en su alma y en su cuerpo por el Espíritu (porque convenía que fuese dignamente honrada la maternidad y que, a la vez, fuese grandemente exaltada la excelencia de la virginidad); nació Dios con la naturaleza humana que había asumido, unificando dos cosas contrarias entre sí, es decir, la carne y el espíritu. Una de ellas aportó la divinidad, la otra la recibió.
El que enriquece a otros se hace pobre; soporta la pobreza de mi carne para que yo alcance los tesoros de su divinidad. El que todo lo tiene de todo se despoja; por un breve tiempo se despoja de su gloria para que yo pueda participar de su plenitud.
¿Por qué tantas riquezas de bondad? ¿Por qué este admirable misterio en favor mío? Recibí la imagen divina y no supe conservarla. Él asume mi carne para dar la salvación al alma creada a su imagen y para dar la inmortalidad a la carne; se une a nosotros mediante un consorcio mucho más admirable que el primero.
Convenía que la santidad fuese otorgada al hombre mediante la humanidad asumida por Dios; de manera que, habiendo vencido con su poder al tirano que nos tenía sojuzgados, nos librara y atrajera nuevamente hacia sí por medio de su Hijo, que realizó esta obra redentora para gloria de su Padre y que tuvo siempre esta gloria como objetivo de todas sus acciones.
Aquel buen Pastor que dio su vida por las ovejas salió a buscar la oveja perdida, por las montañas y colinas donde tú ofrecías sacrificios a los ídolos. Y, cuando encontró a la oveja perdida, la cargó sobre sus hombros -sobre los que había cargado también el madero de la cruz- y así la llevó nuevamente a la vida eterna.
La luz brillante sigue a la antorcha que la había precedido, la Palabra a la voz, el Esposo al amigo del Esposo, que prepara para el Señor un pueblo bien dispuesto y lo purifica con el agua, disponiéndolo a recibir el bautismo del Espíritu.
Tuvimos necesidad de que Dios asumiera nuestra carne y muriera, para que nosotros pudiéramos vivir. Hemos muerto con él para ser purificados; hemos resucitado con él, porque con él hemos muerto; y con él hemos sido glorificados, porque juntamente con él hemos resucitado.
RESPONSORIO Cf. Ga 4, 4-5; Ef 2, 4; Rm 8, 3
R. Mirad que ya se cumplió el tiempo, y ha enviado Dios a su Hijo a la tierra, nacido de una Virgen, nacido bajo la ley, * para rescatar a los que estaban bajo la ley.
V. Por el gran amor con que nos amó, envió a su propio Hijo, sometido a una existencia semejante a la de la carne de pecado.
R. Para rescatar a los que estaban bajo la ley.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, Dios nuestro, acoge favorablemente nuestras súplicas y concédenos tu ayuda en las tribulaciones, para que, reanimados por la venida de tu Hijo, que ya se acerca, no volvamos a caer más en nuestras antiguas faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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