viernes, 29 de septiembre de 2023

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXV
Del Común de doctores de la Iglesia. Salterio I

30 de septiembre

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
 
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
 
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA

Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de verdad os dio a beberla
en la Revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

Demos gracias a Dios humildemente,
y al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.

Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.

Ant 2. Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.

Salmo 131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.

Ant 3. El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»

Salmo 131 II.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.

Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan;
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.

Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»

V. Venid a ver las obras del Señor.
R. Las maravillas que hace en la tierra.

PRIMERA LECTURA

Comienza el libro del profeta Miqueas 1, 1-9; 2, 1-11

ORÁCULO CONTRA SAMARIA Y JERUSALÉN

Palabra del Señor que recibió Miqueas, el morastita, durante los reinados de Yotán, Ajaz y Ezequías de Judá. Visión sobre Samaria y Jerusalén.

Escuchad, pueblos todos; atended, tierra y cuanto hay en ella; sea el Señor testigo contra vosotros, el Señor desde su santo templo. Mirad al Señor que sale de su morada y desciende, y camina sobre el dorso de la tierra. Bajo él se derriten los montes, se hienden los valles, como cera junto al fuego, como aguas precipitadas por la torrentera. Todo esto, por la culpa de Jacob, por el pecado de Israel.

¿Cuál es el pecado de Jacob?, ¿no es Samaría? ¿Cuál el altozano de ídolos de Judá?, ¿no es Jerusalén? Reduciré a Samaria a un montón de piedras, plantación de viñedo, arrastraré al valle sus piedras y desnudaré sus cimientos. Sus ídolos serán rotos y sus ofrendas quemadas, destruiré sus imágenes; los recibió como precio de prostitución, y otra vez serán precio de prostitución. Por eso gimo y me lamento, camino desnudo y descalzo, entono un lamento como de chacal, aúllo como crías de avestruz. Incurable es la herida que ha sufrido Judá, alcanzó la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.

¡Ay de los que planean maldades y traman iniquidades en sus camas! Al amanecer las cumplen, porque tienen el poder. Codician los campos y los roban, las casas y se apoderan de ellas; oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones. Por eso, así dice el Señor: «Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia. No lograréis apartar el cuello de ella; no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso.»

Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: «Han acabado con nosotros, venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra.» Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.

Dejad de babear profecías. ¿No acabarán con sus injurias? ¿Qué andan diciendo en la casa de Jacob? ¿Se ha terminado el espíritu del Señor o van a ser tales sus obras? «¿No son buenas mis palabras para el que anda rectamente? Desde hace tiempo se alza hostilmente mi pueblo, arrancáis la túnica y el manto a los que caminan confiados volviendo de la guerra. Sacáis de sus amadas casas a las mujeres de mi pueblo, y a los niños les quitáis para siempre mi honor. Levantaos y marchad, porque no habitaré aquí: que está profanado por pecados funestos. Si viniera un profeta de mentiras y engaños, invitándote al vino y al licor, sería un profeta digno de este pueblo.»

RESPONSORIO    Mi 1, 2. 3. 5

R. Escuchad, pueblos todos; atended, tierra y cuanto hay en ella. * Mirad al Señor que desciende y camina sobre el dorso de la tierra.
V. Todo esto, por la culpa de Jacob, por el pecado de Israel.
R. Mirad al Señor que desciende y camina sobre el dorso de la tierra.

SEGUNDA LECTURA

Del prólogo al comentario de san Jerónimo, presbítero, sobre el libro del profeta Isaías.
(Núms. 1. 2: CCL 73, 1-3)

IGNORAR LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO

Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo, que dice: Ocupaos en examinar las Escrituras, y también: Buscad y hallaréis, para que no tenga que decirme, como a los judíos: Estáis en un error; no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Pues si, como dice el apóstol Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.

Por esto quiero imitar al amo de casa, que de su provisión saca lo nuevo y lo antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de los cantares: He guardado para ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así, expondré el libro de Isaías, haciendo ver en él no sólo al profeta, sino también al evangelista y apóstol. Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a los demás evangelistas, dice: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el bien, de los que anuncian la paz! Y Dios le habla como a un apóstol, cuando dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a ese pueblo? Y él responde: Aquí estoy, mándame.

Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el contenido de este libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor: predice, en efecto, al Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y signos admirables, que morirá, será sepultado y resucitará del país de los muertos, y será el Salvador de todos los hombres.

¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica? Este libro es como un compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto es capaz de pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro contiene unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo: Cualquier visión se os volverá —dice— como el texto de un libro sellado: se lo dan a uno que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No puedo, porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».

Y si a alguno le parece débil esta argumentación, que oiga lo que dice el Apóstol: Cuanto a los dotados del carisma de profecía, que hablen dos o tres, y que los demás den su dictamen; y, si algún otro que está sentado recibiera una revelación, que calle el que está hablando. ¿Qué razón tienen los profetas para silenciar su boca, para callar o hablar, si el Espíritu es quien habla por boca de ellos? Por consiguiente, si recibían del Espíritu lo que decían, las cosas que comunicaban estaban llenas de sabiduría y de sentido. Lo que llegaba a oídos de los profetas no era el sonido de una voz material, sino que era Dios quien hablaba en su interior, como dice uno de ellos: El ángel que hablaba en mí, y también: Que clama en nuestros corazones: «¡Padre!», y asimismo: Voy a escuchar lo que dice el Señor.

RESPONSORIO    2Tm 3, 16-17; Pr 28, 7

R. Todas las partes de la Escritura están inspiradas por Dios y son útiles para instruir y para educar en la buena conducta, * así, el siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para toda buena obra.
V. El que guarda la ley es hijo prudente.
R. Así, el siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para toda buena obra.

ORACIÓN.

OREMOS,
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la sagrada Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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