lunes, 25 de septiembre de 2023

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XXV
De la Feria. Salterio I

26 de septiembre


OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
 
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
 
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: ALABEMOS A DIOS QUE, EN SU PALABRA

Alabemos a Dios que, en su Palabra,
nos revela el designio salvador,
y digamos en súplica confiada:
«Renuévame por dentro, mi Señor.»

No cerremos el alma a su llamada
ni dejemos que arraigue el desamor;
aunque dura es la lucha, su palabra
será bálsamo suave en el dolor.

Caminemos los días de esta vida
como tiempo de Dios y de oración;
él es fiel a la alianza prometida:
«Si eres mi pueblo, yo seré tu Dios.»

Tú dijiste, Jesús, que eras camino
para llegar al Padre sin temor;
concédenos la gracia de tu Espíritu
que nos lleve al encuentro del Señor. Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor hará justicia a los pobres.

SALMO 9B I - CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.»

La intriga vicia siempre su conducta,
aleja de su mente tus juicios y desafía a sus rivales.
Piensa: «No vacilaré,
nunca jamás seré desgraciado.»

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente.

Sus ojos espían al pobre;
acecha en su escondrijo como león en su guarida,
acecha al desgraciado para robarle,
arrastrándolo a sus redes;

se agacha y se encoge
y con violencia cae sobre el indefenso.
Piensa: «Dios lo olvida,
se tapa la cara para no enterarse.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor hará justicia a los pobres.

Ant 2. Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

Salmo 9B - II

Levántate, Señor, extiende tu mano,
no te olvides de los humildes;
¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le pedirá cuentas?

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

Rómpele el brazo al malvado,
pídele cuentas de su maldad, y que desaparezca.
El Señor reinará eternamente
y los gentiles desaparecerán de su tierra.

Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
les prestas oído y los animas;
tú defiendes al huérfano y al desvalido:
que el hombre hecho de tierra
no vuelva a sembrar su terror.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

Ant 3. Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.

Salmo 11 - INVOCACIÓN A LA FIDELIDAD DE DIOS CONTRA LOS ENEMIGOS MENTIROSOS.

Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblez de corazón.

Extirpe el Señor los labios embusteros
y la lengua orgullosa
de los que dicen: «la lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?»

El Señor responde: «por la opresión del humilde,
por el gemido del pobre, yo me levantaré,
y pondré a salvo al que lo ansía».

Las palabras del Señor son palabras sinceras,
como plata limpia de escoria,
refinada siete veces.

Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás para siempre de esa gente:
de los malvados que merodean
para chupar como sanguijuelas sangre humana.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.

V. El Señor hace caminar a los humildes con rectitud.
R. Enseña su camino a los humildes.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 5, 8-13. 17-24

MALDICIONES CONTRA LOS QUE OBRAN EL MAL

¡Ay de los que añaden casas a casas, y juntan campos con campos, hasta no dejar sitio, y vivir ellos solos en medio del país! Lo ha jurado el Señor de los ejércitos: «Sus muchas casas serán arrasadas, sus palacios magníficos quedarán deshabitados, diez yugadas de viña darán un tonel, una carga de simiente dará una canasta.»

¡Ay de los que madrugan en busca de licores, y hasta el crepúsculo los enciende el vino! Todo son cítaras y arpas, panderetas y flautas y vino en sus banquetes, y no atienden a la obra de Dios, ni miran las acciones de su mano. Por eso mi pueblo va deportado cuando menos lo piensa; sus nobles mueren de hambre, y la plebe se abrasa de sed. Corderos pastarán como en sus praderas, chivos tascarán en sus ruinas.

¡Ay de los que arrastran la culpa con cuerdas de bueyes, y el pecado con sogas de carretas! Los que dicen: «Que se dé prisa, que apresure su obra, para que la veamos; que se cumpla en seguida el plan del Santo de Israel, para que lo conozcamos.» ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!

¡Ay de los que se tienen por sabios y se creen perspicaces! ¡Ay de los valientes para beber vino y aguerridos para mezclar licores; de los que por soborno absuelven al culpable y niegan justicia al inocente! Como la lengua de fuego devora el rastrojo y la paja se consume en la llama, su raíz se pudrirá, sus brotes volarán como tamo. Porque rechazaron la ley del Señor de los ejércitos, y despreciaron la palabra del Santo de Israel.

RESPONSORIO    Lc 6, 25; St 5, 1

R. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados, porque tendréis hambre!, dice el Señor. * ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque tendréis duelo y lloraréis!
V. Escuchad, vosotros, los ricos; y romped a llorar a gritos por las calamidades que os van a venir.
R. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque tendréis duelo y lloraréis!

SEGUNDA LECTURA

Del Sermón de san Agustín, obispo, Sobre los pastores
(Sermón 46, 18-19: CCL 41, 544-546)

LA IGLESIA CRECE COMO UNA VID Y SE EXTIENDE POR TODA LA TIERRA

Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por los montes y collados; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra. ¿Qué significa: Se dispersaron por toda la tierra? Quiere decir que, buscando los bienes del mundo, apetecen la gloria terrena; esto es lo que aman, esto lo que desean. No quieren morir para que su vida quede oculta en Cristo. Se dispersaron por toda la tierra, a causa del amor de los bienes del mundo y porque son, en verdad, ovejas desperdigadas y sin rumbo por toda la tierra. Viven en diversos lugares; una única madre, la soberbia, las engendró a todas, al igual que una sola madre, nuestra Iglesia católica, ha dado también a luz a todos los fieles cristianos esparcidos por todo el orbe.

Nada tiene de extraño que la soberbia engendre divisiones y el amor unidad. Nuestra madre, la Iglesia católica, y el pastor que en ella mora van buscando por todas partes a las ovejas descarriadas y perdidas, fortalecen a las débiles, curan a las enfermas, vendan a las heridas por medio de diversos pastores, los cuales, aunque se desconozcan mutuamente, son de la Iglesia, pues ella con todos está identificada.

De esta forma la Iglesia crece como una vid y se extiende por toda la tierra; los malos pastores, en cambio, son como sarmientos inútiles que, a causa de su esterilidad, han sido cortados por la podadera del agricultor, no para destruir la vid, sino para que ésta continúe existiendo. Aquellos sarmientos, pues, han quedado en el mismo lugar donde cayeron al ser cortados; la vid, en cambio, extendiéndose entre todos los pueblos, reconoce como propios los sarmientos que en ella permanecieron, y considera como cercanos a sí aquellos otros que le fueron cortados.

La razón por la cual se preocupa de los sarmientos cortados, como si se tratara de algo que le debe pertenecer de nuevo, es aquello que afirma el Apóstol: Poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. Llámense, pues, ovejas descarriadas del rebaño, llámense sarmientos cortados de la vid, Dios, el pastor supremo y verdadero agricultor, es poderoso tanto para hacer volver a la oveja al buen camino, como para injertar el sarmiento desgajado. Mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie las cuidase y saliese en su busca; ninguno, en efecto, de entre aquellos malos pastores fue tras ellas; ningún hombre salió en su busca.

Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: ¡Lo juro por mi vida! —Oráculo del Señor—. Fíjate cómo empieza. Es como si se tratara de un juramento que hace el mismo Dios, poniendo a su propia vida como testigo: ¡Lo juro por mi vida! —Oráculo del Señor—. ¿Y quiénes son los pastores que han muerto? Aquellos que buscaban sus intereses personales, no los de Cristo Jesús. ¿Se encontrarán otros pastores que, sin buscar sus intereses personales, busquen los de Cristo Jesús? Los hay, sin duda, y los encontraremos, porque ni faltan ahora ni faltarán nunca.

RESPONSORIO    2Co 3, 4. 6. 5

R. Por medio de Cristo tenemos confianza y seguridad ante Dios. * Él nos capacitó para ser ministros de la nueva alianza, la cual está fundada no en la letra, sino en el Espíritu.
V. No es que por nosotros mismos tengamos capacidad para atribuirnos algo a nuestra cuenta, como proveniente de nosotros, sino que nuestra capacidad viene de Dios.
R. El nos capacitó para ser ministros de la nueva alianza, la cual está fundada no en la letra, sino en el Espíritu.

ORACIÓN.

OREMOS,
Oh Dios, has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de la ley; concédenos cumplir tus mandamientos y llegar así a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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