TIEMPO DE NAVIDAD
JUEVES DE LA SEMANA II
Del Propio - Salterio II
7 de enero
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, que se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AYER, EN LEVE CENTELLA
Ayer, en leve centella,
te vio Moisés sobre el monte;
hoy no basta el horizonte
para contener tu estrella.
Los magos preguntan; y ella
de un Dios infante responde
que en duras pajas se acuesta
y más se nos manifiesta
cuanto más hondo se esconde. Amén.
Ant 1: Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.
Salmo 43 I ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS
Oh Dios, nuestros oídos lo oyeron,
nuestros padres nos lo han contado:
la obra que realizaste en sus días,
en los años remotos.
Tú mismo con tu mano desposeíste a los gentiles,
y los plantaste a ellos;
trituraste a las naciones,
y los hiciste crecer a ellos.
Porque no fue su espada la que ocupó la tierra,
ni su brazo el que les dió la victoria,
sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro,
porque tú lo amabas.
Mi rey y mi Dios eres tú,
que das la victoria a Jacob:
con tu auxilio embestimos al enemigo,
en tu nombre pisoteamos al agresor.
Pues yo no confío en mi arco,
ni mi espada me da la victoria;
tú nos das la victoria sobre el enemigo
y derrotas a nuestros adversarios.
Dios ha sido siempre nuestro orgullo,
y siempre damos gracias a tu nombre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.
Ant 2: Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
Salmo 43 II
Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea.
Nos entregas como ovejas a la matanza
y nos has dispersado por las naciones;
vendes a tu pueblo por nada,
no lo tasas muy alto.
Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones.
Tengo siempre delante mi deshonra,
y la vergüenza me cubre la cara
al oír insultos e injurias,
al ver a mi rival y a mi enemigo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
Ant 3: Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
Salmo 43 III
Todo esto nos viene encima,
sin haberte olvidado
ni haber violado tu alianza,
sin que se volviera atrás nuestro corazón
ni se desviaran de tu camino nuestros pasos;
Y tú nos arrojaste a un lugar de chacales
y nos cubriste de tinieblas.
Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios
y extendido las manos a un dios extraño,
el Señor lo habría averiguado,
pues él penetra los secretos del corazón.
Por tu causa nos degüellan cada día,
nos tratan como a ovejas de matanza.
Despierta, Señor, ¿por qué duermes?
Levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?
Nuestro aliento se hunde en el polvo,
nuestro vientre está pegado al suelo.
Levántate a socorrernos,
redímenos por tu misericordia.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
V. Los cielos pregonan su Justicia.
R. y todos los pueblos contemplan su gloria.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 61, 1-11
EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE SU SIERVO
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios, para consolar a los afligidos, los afligidos de Sión; para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos.
Los llamarán «Robles del Justo», plantados para gloria del Señor. Reconstruirán las viejas ruinas, levantarán los antiguos escombros; renovarán las ciudades en ruinas, los escombros de muchas generaciones.
Se presentarán extranjeros a pastorear vuestros rebaños, y forasteros serán vuestros labradores y viñadores. Vosotros os llamaréis «Sacerdotes del Señor», dirán de vosotros: «Ministros de nuestro Dios.» Comeréis la opulencia de los pueblos, y tomaréis posesión de sus riquezas.
A cambio de su vergüenza y sonrojo, obtendrán una porción doble; poseerán el doble en su país, y gozarán de alegría perpetua.
Porque yo, el Señor, amo la justicia, detesto la rapiña y el crimen; les daré su salario fielmente y haré con ellos un pacto perpetuo.
Su estirpe será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor.
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
RESPONSORIO Is 61, 1; Jn 8, 42
R. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad.
V. Yo salí de Dios, y aquí estoy; no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.
R. Para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad.
SEGUNDA LECTURA
De los sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 160: PL 52, 620-622)
EL QUE POR NOSOTROS QUISO NACER NO QUISO SER IGNORADO POR NOSOTROS
Aunque en el mismo misterio del nacimiento del Señor se dieron insignes testimonios de su divinidad, sin embargo, la solemnidad que celebramos manifiesta y revela de diversas formas que Dios ha asumido un cuerpo humano, para que nuestra inteligencia, ofuscada por tantas obscuridades, no pierda por su ignorancia lo que por gracia ha merecido recibir y poseer.
Pues el que por nosotros quiso nacer no quiso ser ignorado por nosotros; y por esto se manifestó de tal forma que el gran misterio de su bondad no fuera ocasión de un gran error.
Hoy el mago encuentra llorando en la cuna a aquel que, resplandeciente, buscaba en las estrellas. Hoy el mago contempla claramente entre pañales a aquel que, encubierto, buscaba pacientemente en los astros.
Hoy el mago discierne con profundo asombro lo que allí contempla: el cielo en la tierra, la tierra en el cielo, el hombre en Dios, y Dios en el hombre; y a aquel que no puede ser encerrado en todo el universo incluido en un cuerpo de niño.
Y, viendo, cree y no duda; y lo proclama con sus dones místicos: el incienso para Dios, el oro para el Rey, y la mirra para el que morirá.
Hoy el gentil, que era el último, ha pasado a ser el primero, pues entonces la fe de los magos consagró la creencia de las naciones.
Hoy Cristo ha entrado en el cauce del Jordán para lavar el pecado del mundo. El mismo Juan atestigua que Cristo ha venido para esto: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Hoy el siervo recibe al Señor, el hombre a Dios, Juan a Cristo; el que no puede dar el perdón recibe a quien se lo concederá.
Hoy, como afirma el profeta, la voz del Señor sobre las aguas. ¿Qué voz? Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
Hoy el Espíritu Santo se cierne sobre las aguas en forma de paloma, para que, así como la paloma de Noé anunció el fin del diluvio, de la misma forma ésta fuera signo de que ha terminado el perpetuo naufragio del mundo. Pero a diferencia de aquélla, que sólo llevaba un ramo de olivo caduco, ésta derramará la enjundia completa del nuevo crisma en la cabeza del Autor de la nueva progenie, para que se cumpliera aquello que predijo el profeta: Por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
Hoy Cristo, al convertir el agua en vino, comienza los signos celestes. Pero el agua había de convertirse en el misterio de la sangre, para que Cristo ofreciese a los que tienen sed la pura bebida del vaso de su cuerpo, y se cumpliese lo que dice el profeta: Y mi copa rebosa.
RESPONSORIO
R. Tres son los regalos valiosos que los magos ofrecieron al Señor en este día, y que contienen un simbolismo sagrado: El oro manifiesta su poder regio; el incienso nos lo muestra como el gran sacerdote; la mirra anuncia la sepultura del Señor.
V. Los magos veneraron en la cuna al autor de nuestra salvación, y le ofrecieron, en sus cofres, regalos de un significado simbólico.
R. El oro manifiesta su poder regio; el incienso nos lo muestra como el gran sacerdote; la mirra anuncia la sepultura del Señor.
ORACIÓN.
OREMOS,
Te pedimos, Señor, que tu divina luz ilumine nuestros corazones; con ella avanzaremos a través de las tinieblas del mundo, hasta llegar a la patria donde todo es eterna claridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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