TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA X
Del Común de pastores: para un santo presbítero y del Común de doctores de la Iglesia. Salterio II.
13 de junio
SAN ANTONIO DE PADUA, presbítero y doctor de la Iglesia. (MEMORIA)
Nació en Lisboa (Portugal) a finales del siglo XII. Primero formó parte de los canónigos regulares de san Agustín, y poco después de su ordenación sacerdotal, ingresó en la Orden de los frailes Menores, con la intención de dedicarse a propagar la fe cristiana en África. Sin embargo, fue en Francia y en Italia donde ejerció con gran provecho sus dotes de predicador, convirtiendo a muchos herejes. Fue el primero que enseñó teología en su Orden. Escribió varios sermones llenos de doctrina y de unción. Murió en Padua el año 1231.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA
Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de verdad os dio a beberla
en la Revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.
Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.
Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.
Demos gracias a Dios humildemente,
y al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
Salmo 135 III
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Filipenses 4, 10-23
GENEROSIDAD DE LOS FILIPENSES PARA CON PABLO
Hermanos: Me he alegrado grandemente en el Señor de que por fin hayan florecido vuestros buenos sentimientos para conmigo. Ya los teníais, ciertamente, pero no se os presentaba oportunidad de manifestarlos. Y no es que lo diga obligado por mi penuria, pues ya he aprendido a bastarme a mí mismo en cualquier situación. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia. En cualquier situación que se presente, estoy bien entrenado: a tener hartura y a pasar hambre, a abundar y a tener escasez. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, muchas gracias por haberme socorrido con vuestros bienes en mi apurada situación.
Bien sabéis también vosotros, filipenses, que en los comienzos de vuestra evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia, excepto vosotros, abrió cuentas conmigo de «Haber» y «Debe». Y, aun estando yo en Tesalónica, una y otra vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad. No busco regalos, sino rentas que se vayan multiplicando a cuenta vuestra.
Tengo cuanto necesito y me sobra. Estoy en la abundancia después de haber recibido lo que me habéis enviado por manos de Epafrodito, ofrenda que es olor de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. En retorno, que mi Dios, según sus riquezas, os colme de bienes en todas vuestras necesidades con toda esplendidez en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Saludos en Cristo Jesús a todos y cada uno de los fieles. Os saludan los hermanos que están conmigo. Os saludan todos los fieles y en especial los de la casa del César. La gracia de Cristo Jesús, el Señor, sea con vuestro espíritu.
RESPONSORIO Flp 4, 12-13; 2Co 12, 10
R. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia, estoy entrenado a tener hartura y a pasar hambre: * todo lo puedo en aquel que me conforta.
V. Vivo contento en medio de mis debilidades y de las dificultades sufridas por Cristo.
R. Todo lo puedo en aquel que me conforta.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Antonio de Padua, presbítero
(I, 226)
LA PALABRA TIENE FUERZA CUANDO VA ACOMPAÑADA DE LAS OBRAS
El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, que son las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras. Cesen, por favor, las palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos repletos de palabras, pero vacíos de obras, y por esto el Señor nos maldice como maldijo aquella higuera en la que no halló fruto, sino hojas tan sólo. «La norma del predicador -dice san Gregorio- es poner por obra lo que predica.» En vano se esfuerza en propagar la doctrina cristiana el que la contradice con sus obras.
Pero los apóstoles hablaban según les hacía expresarse el Espíritu Santo. ¡Dichoso el que habla según le hace expresarse el Espíritu Santo y no según su propio sentir!
Porque hay algunos que hablan movidos por su propio espíritu, roban las palabras de los demás y las proponen como suyas, atribuyéndolas a sí mismos. De estos tales y de otros semejantes dice el Señor por boca de Jeremías: Aquí estoy yo contra los profetas que se roban mis palabras uno a otro. Aquí estoy yo contra los profetas —oráculo del Señor— que manejan la lengua para echar oráculos. Aquí estoy yo contra los profetas de sueños falsos —oráculo del Señor—, que los cuentan para extraviar a mi pueblo, con sus embustes y jactancias. Yo no los mandé ni los envié, por eso son inútiles a mi pueblo —oráculo del Señor—.
Hablemos, pues, según nos haga expresarnos el Espíritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que infunda en nosotros su gracia, para que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición, de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos llegar a la contemplación del Dios uno y trino.
RESPONSORIO Cf. Os 14, 6; cf. Sal 91, 13; Sir 24, 4
R. El justo florecerá como un lirio * y se alegrará eternamente ante el Señor.
V. En medio de su pueblo se gloría.
R. Y se alegrará eternamente ante el Señor.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en san Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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